Encontrar una enseñanza que nos
guíe por la senda del camino del hombre
despierto, es sin duda una tarea difícil, en primer lugar se necesita un cierto
nivel de intuición de la verdad, algo que la persona trae guardado en lo
profundo de si mismo, la enseñanza que nos legaron los sabios de Anteros se
oculta a si misma de la mirada pública, de la mirada profana, lo que constituye
la característica principal del ocultismo verdadero que jamás podrá ser conocido por un fanático religioso o un intelectual.
El buscador de la verdad deberá enfrentar dos pruebas para encausar sus pasos en la vía del despertar, la primera prueba es encontrar un maestro autentico y la segunda es permanecer a su lado.
El buscador de la verdad deberá enfrentar dos pruebas para encausar sus pasos en la vía del despertar, la primera prueba es encontrar un maestro autentico y la segunda es permanecer a su lado.
Todo conocimiento es prestado,
ajeno y viene desde afuera, la sabiduría
en cambio nace desde adentro, del interior de cada iniciado y es una vivencia
que se obtiene al interponer la enseñanza entre la situación vital que ocurre
en un momento determinado y nuestro Yo.
Si el iniciado olvida este paso, si se duerme, no obtendrá la quintaesencia que se oculta en dicha
situación y probablemente sufra y caiga
en angustias, depresiones, frustraciones,
desconformismo, odios etc. Esto constituye una pausa en su camino al despertar.
El camino del hombre despierto
es la aventura más grande que un ser humano puede iniciar mientras su chispa
divina esté alojada en un cuerpo humano,
vislumbrar la importancia trascendental de dicha empresa, es un tema
totalmente personal y no puede ser inducido desde afuera, nace del corazón puro e inocente del neófito.
Existe una relación que se produce entre la enseñanza misma y el estudiante, si
esta relación no prospera, el estudiante rápidamente abandonará dicho sendero y con ello la oportunidad de obtener la
inmortalidad.
El camino del hombre despierto
es gradual y de paciencia , es enfocarse
en una cosa a la vez sabiendo que somos dos, es la superación del calvario hacia la desintegración de un Yo que no es real.
El camino del hombre despierto,
no se enfoca en conseguir la felicidad, pues entiende que la vida se rige por un plan, en el que se alternan causa y efecto, triunfos y
fracasos, altos y bajos y que pase lo que pase, siempre debe mantener un alto
nivel vibratorio enfocándose en su divinidad interior.
El camino del hombre despierto
comienza con la humildad, no creerse, no inflarse porque esto es ego y sería
errar inmediatamente la ruta hacia el despertar.
El camino del hombre despierto,
no es saber más cosas, no es tener grandes aspiraciones, no es ser el mejor en todo, no es ser importante ni famoso, no es demostrar nada a nadie, no es ser un líder, no es tener una
respuesta para todo.
El camino del hombre despierto,
es vivir fuera del tiempo, solo aquí, solo ahora, solo por hoy, es hacer con
todo el ser, lo que se tiene entre manos, sin objetivo, solo estar, solo ser.
El camino del hombre despierto
es saber escuchar, más que saber hablar. Es comprender a nuestros semejantes,
es darles el espacio para que sean, es
quererlos tal y como son, sin pretender
modificarlos a nuestro antojo.
El camino del hombre despierto
es el camino del saber perder con una sonrisa en los labios y sin rencor en el corazón,
esperando siempre un mañana mejor. Comprendiendo profundamente que todo pasa, lo bueno y también lo malo, nada es permanente y todo cambia. La existencia transcurre de escena en escena es un teatro, el gran teatro de la vida. Siempre de espectador, nunca de actor.
El camino del hombre despierto es el camino del poder, el poder para hacer cosas, juntará poder magnético desde la base. Juntará poder desde la Serenidad.
El camino del hombre despierto es el camino de lo poco, porque sabe que mientras más alta la meta, más
altos serán los obstáculos. Es saber ser feliz con lo poco, con lo que se tiene,
aprendiendo a cuidarlo con ahínco, consolidar en vez de expandir.
El camino del hombre despierto,
es aprender a sufrir sin sufrir,
utilizando siempre al sufrimiento verdadero como un maestro que pretende enseñarnos algo,
algo que sin su dolorosa presencia jamás podríamos obtener.
El camino del hombre despierto,
es la del guerrero impecable, el que se
prepara para afrontar desafíos durante toda su vida, aplicando la disciplina obtenida con la enseñanza, pues conoce
la técnica y cuenta con el apoyo invisible de su escuela, uno en todos y todos
en uno.
El camino del hombre despierto,
es la sonrisa interior, un estado deliberado de calma, paz y tranquilidad,
utilizando la alegría como su aliada y el optimismo como su escudo, cualidades necesarias para encender el
disco solar de su pecho y poder decir YO SOY.
El camino del hombre despierto, es el avance hacia el ultimo desafío de la vida -la muerte física del cuerpo-, con entereza, porque siente su chispa divina viva en su interior y esta preparado cruzar el umbral.
El camino del hombre despierto, es el avance hacia el ultimo desafío de la vida -la muerte física del cuerpo-, con entereza, porque siente su chispa divina viva en su interior y esta preparado cruzar el umbral.
El camino del hombre despierto
es el camino de la paradoja, donde se acaba la razón, se acaba la lógica, se acaba
la inteligencia, donde toda verdad es semiverdad, donde todo és y a la vez no
és. Donde nace la verdadera Fé, la que
mueve montañas, la que no es posible de alcanzar con la grandeza del intelecto ni con las creencias religiosas,
la que proviene de la fuente primordial, la del Gran Creador del Mundo.
El camino del hombre despierto
es EL TESORO ESCONDIDO, es el reino de los cielos.
El Reino de los Cielos se parece a
un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder,
y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los
Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
HOMBRE SOLAR
SEPTIEMBRE 2019